LÓBULOS CEREBRALES Y SUS FUNCIONES EN EL APRENDIZAJE
El cerebro es "el órgano del aprendizaje", y en él descubriremos estructuras que hacen que el hombre se diferencie de los animales. Conocer estas estructuras y la función de cada una, le permite al docente desarrollar su máximo potencial tanto a él como facilitador así como a sus estudiantes.
Lóbulo frontal
Algunas áreas que comprende este lóbulo y que son importantes en el aprendizaje son:
- Campo ocular frontal: Se encarga de los movimientos y del seguimiento voluntario de los ojos.
- Lóbulo prefrontal: Se asocia con las funciones cerebrales superiores tal como: planificación, autocontrol, toma de decisiones y la inteligencia cognitivo-intelectual y emocional.
Lóbulo temporal
- Área de Wernicke: decodifica el habla
- Hipocámpo: Es el banco de la memoria contextual
Lóbulo parietal
- Área somatosensorial: Asociada a las sensaciones corporales: tacto, temperatura, presión, entre otras sensaciones somáticas.
Lóbulo occipital
La corteza cerebral: Es el manto de tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios.
Como facilitadores del conocimiento, es importante conocer qué áreas cerebrales estamos activando según el tipo de actividades que les ofrecemos a nuestros alumnos. Se considera que a cuantas más áreas apelemos, más posibilidades de estimular la motivación en nuestros alumnos tendremos, ya que cada cerebro es único, y cada educando tiene su propio estilo de aprendizaje.
LA NEURONAUnidad básica del aprendizaje
La conexión entre una neurona y otra se llama sinapsis y a través de varias sinapsis se forman redes neuronales o redes hebbianas <<llamadas así por el doctor Donald Hebb, quien habla de estas redes como "asambleas neuronales>>.
REDES HEBBIANAS
- Modificación de redes ya existentes
- Eliminación de redes
- Formación de nuevas redes
- Comprensión - Plasticidad sináptica
Curva del aprendizaje de Albert Bandura
- Primera etapa: Incompetencia inconsciente (II), No sabemos que no sabemos. y por lo tanto tampoco nos importa saber. Esto sucede cuando el estudiante, que se inscribe a la universidad, se asigna cursos, cuyos nombres quizá ni existan en su repertorio de palabras.
- Segunda etapa: Incompetencia consciente (IC) Descubrimos nuestra ignorancia. Tomamos conciencia de que ese algo existe y es objeto de aprendizaje. Somos conscientes de eso, pero somos aún incompetentes. Se dan los primeros pasos. Sabemos que no sabemos. De acuerdo al ejemplo anterior, se puede decir que esta es la etapa en que el estudiante descubre que hay otros conocimientos que no había considerado como parte de su carrera.
- Tercera etapa: Si se llega a esta etapa, se logra la Competencia consiente (CC), y es allí donde se toma la decisión de qué hacer con ese algo al que "conoceos pero todavía no aprendimos". En esta etapa, se puede dejar pasar o se puede proponer aprender. No siempre la decisión de aprender proviene del propio interés e inquietud, pero puede provenir de la motivación. Esta emoción que produce la motivación puede ir desde "miedo a reprobar" al "entusiasmo y apasionamiento por aprender". Dependiendo de cuál sea la emoción que motivó, se correrá el riesgo de caer en el downshifting (cambio descendente). Esta etapa será entonces donde se de la adquisición de nuevos conocimientos, que quizá aun no domine, sin embargo si recibe la motivación adecuada, ese conocimiento lo podrá recordar con mayor rapidez. Si solo que llegara a quedar en esta etapa, sus conocimientos formarán parte de su memoria intermedia y al cabo de un tiempo, se podrían haber perdido. Se necesita de la práctica, la repetición, la perseverancia, la resiliencia y el optimismo para no perderlo. Si el estudiante pasa por entrenamiento regular y constante, logrará automatizar sus conocimientos y su sapiencia y así habrá llegado a la cuarta y última parte del aprendizaje.
- Cuarta etapa: Competencia inconsciente. (CI). Esta es la fase de asimilación, el sistema nervioso ha integrado el aprendizaje. Puede recordarlo o realizarlo de forma fluida, sin necesidad de atención consciente. La cuarta etapa se refiere al aprendizaje logrado, este aprendizaje, después de mucha práctica, se pudo automatizar y se ha convertido en una herramienta para poder ser utilizada en forma automática e inconsciente. Esta es la etapa donde finalmente el estudiante, que inicio no sabiendo nada del curso asignado, ahora ya conocer, maneja y domina el tema aprendido.
INTELIGENCIA
- Saber elegir entre varias alternativas
- Saber leer entre líneas
Nuestra responsabilidad como facilitadores del conocimiento es:
- Descubrir cuáles son los estilos de aprendizaje de nuestros estudiantes
- Proveerlos de la mayor cantidad de recursos para que puedan desarrollar sus potencialidades y habilidades.
- Para que se produzca realmente un aprendizaje y no un entendimiento, hay que establecer una variable en las conexiones sinápticas, en relación con el pensamiento, la teoría o la práctica del aprendizaje.
De esta manera, es como la red hebbiana, que es nuestro soporte natural para el aprendizaje, construye las memorias y las modifica, elimina, subraya o cambia ya sea consciente o inconscientemente.
Para crear una nueva red hebbiana, tenemos que usar material que no se esté usando. Es como una especie de asignación que el cerebro nos hace. Este hecho, que se conoce como robo hebbiano, es el que realiza una constante distribución de nuestras neuronas con la finalidad de poder ser flexibles a todo lo que pasa en nuestro entorno de aprendizaje.
Para que se remodele una red hebbiana, tiene que ser un hecho que afecte a nuestra supervivencia, preferiblemente que implique cuerpo, cerebro y mente. Así, si lo trasladamos al entorno del aprendizaje del aula podemos ver que existen diferentes tipos de aprendizaje en función de las redes hebbianas que estamos utilizando.
NEUROPLASTICIDAD Y APRENDIZAJE
La neuroplasticidad es la capacidad que tiene el cerebro para reorganizarse, adaptarse y modificarse toda la vida:
Implica:
Como facilitadores del aprendizaje, es importante prestar atención e interés a la neuroplasticidad en relación con el aprendizaje. Según el análisis de la curva del aprendizaje de Bandura hay modificaciones a nivel cerebral.
Ciclo del proceso de aprendizaje
CEREBRO E INTELIGENCIA
La relación de una inteligencia con una determinada región del sistema nervioso central ha
de ser valorada en su exacta dimensión, en el sentido de que estas estructuras designadas pueden
jugar un papel importante en la manifestación de dicha inteligencia, pero nunca pueden atribuírse
como producto específico de estas regiones, porque el cerebro como tal, y mucho más la corteza
cerebral, funciona como un todo complejo funcional, en el que intervienen numerosas estructuras
y niveles de interrelación sináptica.
Por lo tanto, la definición y concepción de la inteligencia se ha desenvuelto desde la
consideración de la misma como una facultad única, general y global hasta la derivación actual de
la existencia de múltiples inteligencias, directamente relacionadas con las diferentes actividades
humanas. Así resulta muy en boga la clasificación actual de H. Gardner, que relata la presencia de
siete inteligencias, a saber:
- La inteligencia lingüística, o capacidad de emplear de manera eficaz las palabras, manipulando la estructura o sintaxis del lenguaje, la fonética, la semántica, y sus dimensiones prácticas.
- La inteligencia lógica y matemática, o capacidad de manejar números, relaciones y patrones lógicos de manera eficaz, así como otras funciones y abstracciones de este tipo.
- La inteligencia espacial, o habilidad de apreciar con certeza la imagen visual y espacial, de representarse gráficamente las ideas, y de sensibilizar el color, la línea, la forma la figura, el espacio y sus interrelaciones.
- La inteligencia física y cinestésica, o habilidad para usar el propio cuerpo para expresar ideas y sentimientos, y sus particularidades de coordinación, equilibrio, destreza, fuerza, flexibilidad y velocidad, así como propioceptivas, táctiles y hápticas.
- La inteligencia musical, o capacidad de percibir, distinguir, transformar y expresar el ritmo, timbre y tono de los sonidos musicales.
- La inteligencia interpersonal, o posibilidad de distinguir y percibir los estados emocionales y signos interpersonales de los demás, y responder de manera efectiva a dichas acciones de forma práctica.
- La inteligencia intrapersonal, o habilidad de la autoinstrospección, y de actuar consecuentemente sobre la base de este conocimiento, de tener una autoimágen acertada, y capacidad de autodisciplina, comprensión y amor propio.
El programa educativo se dirige a la consecución de todas las potencialidades físicas y
psíquicas del estudiante, lo cual equivale decir que ha de dirigirse a la formación y desarrollo de todas
sus inteligencias. Un programa científicamente bien concebido debe entonces comprender una
serie de contenidos que sirvan como experiencias cristalizantes o estimulantes para cada una de
dichas inteligencias, y que permitan la máxima expresión de las mismas, a los niveles que puedan
ser posibles alcanzar en cada aprendiente universitario.
Desde el momento que se plantea que en cada individuo coexisten estas inteligencias, el
programa educativo ha de compensarse internamente para que permita el desarrollo por igual de
todas, si bien ha de considerar los momentos más propicios en los que cada una de ellas encuentra
las mejores condiciones para su manifestación, es decir, valorar sus períodos sensitivos, lo que
obliga a un conocimiento profundo de las particularidades del desarrollo infantil, para conocer los
momentos más oportunos de ejercer la estimulación.
Como la coexistencia de estas inteligencias en el estudiante no implica un nivel de
desarrollo semejante en cada una de ellas, el programa educativo ha de posibilitar actividades y
contenidos de igual dimensión y trascendencia para todas, de modo tal que tengan las mismas
posibilidades de manifestación, y que luego, por la acción de las diferencias individuales de estudiante se perfilen mejores que las otras, pero procurando desarrollar el mayor número
posible de sus inteligencias hasta un nivel apropiado. Por supuesto, es imposible que en un mismo joven todas sus inteligencias se desarrollen al máximo nivel, pero el fin principal del
programa educativo ha de hacer que esto sea asequible hasta un determinado nivel, lo que solo
puede concebirse si el programa proporciona experiencias de aprendizaje significativas en todas las
inteligencias. Esto se opone a los programas que se dirigen exclusivamente a estimular los
procesos intelectuales, o de aquellos que se concentran en el desarrollo afectivo y personal sin
gran preocupación por los aspectos cognoscitivos del devenir evolutivo del estudiante, y se
centra en reforzar programas educativos integrales que contemplen todas las líneas del desarrollo,
a un mismo nivel de complejidad y de énfasis metodológico.
Por tanto, el cerebro, las inteligencias y los programas educativos, constituyen no una
identidad sino una unidad, que ha de concebirse de manera dialéctica, en la que a cada cual
corresponde una función, y donde de conjunto expresan el desarrollo humano, y que en cada etapa de la vida determinen una base fundamental de la formación de los estudiantes.
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